De la que me salvé...
El domingo 23 sali de mi casa contenta porque iba a comprar mi nuevo modem (mejor no hablo sobre ese aparato que me ha sacado muchas canas verdes) y justo cuando ibamos entrando en la Av. Ribereña mientras hablaba con Jesús veo por el lado opuesto a la avenida un ruido y como una pequeña explosión que me obligo a taparme los ojos por reflejos, sin darme cuenta de lo que sucedía realmente.
Este vehículo fue empujado por otro que venía a su derecha haciendolo brincar la isla que divide las dos vías, derribando un árbol y cayendo en el sentido en que ibamos dirigiendonos.
De inmediato nos detuvimos y corrimos en auxilio de los posibles ocupantes mientras veiamos como una muchacha (la de jeanes y blusa fucsia) salía por debajo del carro sin evidentes muestras de golpes pero aturdida y llorando por lo acontecido.
Jesús y yo nos quedamos hasta que llegaran los de trànsito porque para el momento del suceso ya habían muchos curiosos en el lugar y siempre que sucede algo así hay quienes se aprovechan del dolor ajeno y se llevan cuanto pueden de los vehiculos.
1 Comentarios:
Para mi buena suerte, o hubiera enviudado con tanto chilpayate a cuestas..
Ya mostraré la cantidad de peripecias del camino que me ha tocado presenciar..
(Feliz de que nadie saliera lastimado aquella vez).
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal